Desde 2008, con cada año que pasa el mundo se vuelve menos pacífico. A nivel global, hemos sido testigos del aumento de la magnitud y la frecuencia de las crisis humanitarias y de su impacto en la población.
En Siria, Yemen y Sudán del Sur, los conflictos siguen poniendo en peligro y destruyendo las vidas de millones de mujeres, hombres, niños y niñas, atrapándolas en un círculo vicioso de violencia, pobreza y desigualdad. El hambre vuelve a aumentar, acabando con años de progreso.
El número de desastres relacionados con el clima se ha triplicado en 30 años, lo que provoca daños y sufrimiento en comunidades de todo el mundo. En el año 2030, una gran parte de África meridional, oriental y del Cuerno, así como el sur y el este de Asia, estarán todavía más expuestas a las sequías, las inundaciones y las tormentas tropicales.
Echemos un vistazo a las cifras
En total, más de 132 millones de personas en todo el mundo necesitan ayuda humanitaria y protección.
Un tercio de la población pobre del mundo vive en países vulnerables y afectados por los conflictos. En 2030, se espera que esta cifra aumente a la mitad.
En 2019, el número de personas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares debido a la guerra y la persecución ha alcanzado los 68 millones. Esta es la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial.
Asimismo, la cantidad de personas que pasan hambre en el mundo sigue aumentando y en 2018 alcanzó los 821 millones.
De acuerdo con un análisis realizado por Oxfam, de media, 14 millones de personas han tenido que desplazarse recientemente debido a desastres ocasionados por condiciones meteorológicas extremas cada año durante el periodo 2008-2016.
La creciente necesidad de ayuda humanitaria
Debido tanto al aumento de los desastres relacionados con el cambio climático como a los conflictos prolongados y a la inseguridad, el número de personas vulnerables, desplazadas, en peligro o que necesitan ayuda aumenta cada vez más en todo el mundo. Sus necesidades superan ampliamente la capacidad de nuestro sistema humanitario internacional. Cada vez aumenta más la brecha entre sus necesidades y las capacidades o recursos de los que disponen los gobiernos y los actores humanitarios internacionales para cubrirlas.
Ante este creciente desafío humanitario, Oxfam se ha marcado un ambicioso reto: responder de forma más efectiva a las crisis y garantizar que se respeten los derechos de las personas afectadas.
Ofrecer ayuda de calidad: la respuesta de Oxfam
Contamos con una amplia y reconocida experiencia en el ámbito de la ayuda humanitaria en respuesta a conflictos. Cuando se produce un desastre, respondemos ofreciendo tanto ayuda vital de calidad como protección básica a las poblaciones más afectadas. Nos aseguramos de las personas tienen acceso a agua potable y a servicios de saneamiento adecuados. Las ayudamos a conseguir los alimentos y los productos básicos que necesitan para sobrevivir. Y no solo eso, también las asistimos para que puedan ser autosuficientes.
A través de nuestros programas de desarrollo a largo plazo, permanecemos incluso cuando la tormenta ya ha pasado para ayudar a reconstruir las comunidades de manera que salgan fortalecidas del desastre. También las apoyamos para que estén mejor preparadas para hacer frente a las crisis y la incertidumbre.
Mejorar la resiliencia y la capacidad local
La magnitud y la naturaleza de estas crisis humanitarias nos han llevado a dar más importancia a la mejora de la resiliencia de las poblaciones afectadas. También buscamos aumentar la capacidad de respuesta y el sentimiento de pertenencia locales. Somos conscientes de que las personas de contacto locales se encuentran con frecuencia en una posición mejor para ayudar en situaciones de emergencia. Por eso, trabajamos con los gobiernos, las organizaciones locales y las comunidades para que estén preparadas para responder ante emergencias y sean capaces de hacer frente a las crisis.
Defender los derechos de las mujeres y la justicia de género
En nuestras respuestas, siempre damos prioridad a las necesidades de mujeres y niñas, quienes con frecuencia se encuentran discriminadas o disponen de menos recursos para hacer frente y recuperarse de las situaciones de emergencia. Favorecemos un uso seguro y accesible de nuestros programas humanitarios para mujeres y niñas. También ofrecemos ayuda a las organizaciones de mujeres a la hora de gestionar la preparación, la reducción de riesgos y la respuesta en situaciones de emergencia.
Hacer campaña e influir en otras personas
El objetivo de nuestras campañas no es simplemente hablar en nombre de las personas necesitadas, sino hacer posible que puedan hacerlo ellas mismas. Una parte fundamental del trabajo humanitario pasa por hacer campaña y valernos de nuestra influencia para garantizar que mujeres, hombres, niños y niñas reciben la ayuda que necesitan y que se respetan sus derechos. También tratamos de hacer frente y, en última instancia, corregir las principales causas políticas y estructurales de su vulnerabilidad.