La mejor estrategia para poner fin a la pandemia de Covid-19 es garantizar el acceso de toda la población mundial a vacunas gratuitas. Pero esto solo será posible si la forma en la que se producen y distribuyen las vacunas cambia drásticamente.
Las vacunas contra la Covid-19 son propiedad de grandes empresas farmacéuticas que se niegan a compartir la ciencia y la tecnología que podrían acelerar la producción y distribución masiva de vacunas asequibles en todo el mundo. Todo ello a pesar de que en su desarrollo se han invertido millones procedentes de los bolsillos de los contribuyentes.
Necesitamos una vacuna universal, no una que dé beneficios
Las grandes farmacéuticas no deberían tener el poder de decidir quién vive y quién muere. Sin embargo, están protegiendo su monopolio y obstaculizando el acceso a los conocimientos para restringir la producción e incrementar los precios de las vacunas, poniéndonos en riesgo a todas y todos. Una sola empresa no puede producir suficientes vacunas para todo el planeta. Pero, mientras las patentes sigan "bajo llave", no será posible garantizar un acceso universal a las vacunas.
Ya se han perdido demasiadas vidas como consecuencia de la inacción de los países ricos. Pero, si actuamos rápidamente para priorizar el suministro de vacunas a todo el mundo frente a los beneficios de las grandes farmacéuticas, se podrán salvar cientos de miles de vidas.
Personas de todo el mundo están exigiendo una #VacunaUniversal: disponible de forma gratuita para todas las personas, en todo el mundo. ¡Únete!
Hacemos un llamamiento a los Gobiernos y las grandes farmacéuticas a:
- Suspender las patentes de las vacunas, tratamientos y test contra la Covid-19 en la Organización Mundial del Comercio
- Compartir las tecnologías y conocimientos sobre las vacunas y unirse al acceso mancomunado a las tecnologías contra la Covid-19 de la OMS (C-TAP)