El mundo, inmerso en una "pandemia de hambre": los conflictos, el coronavirus y la crisis climática amenazan con sumir a millones de personas en la hambruna

Zoré Fatimata in front of her house, in Burkina Faso.

Los países más asolados por los conflictos, como Burkina Faso y la región norte de Nigeria, son los más gravemente afectados por el hambre; en Burkina Faso, el nivel de hambre ha aumentado en un 213 % respecto al año anterior. Photo: Cissé Amadou/Oxfam

Desde que comenzó la pandemia, las comunidades pobres de todo el mundo han estado enviando repetidamente un mensaje claro y urgente: "Moriremos antes de hambre que de COVID-19". A día de hoy, las muertes por hambre superan a las provocadas por el virus.

Los incesantes conflictos, las crisis económicas agravadas por la pandemia y la creciente crisis climática han exacerbado la pobreza y arrastrado a millones de personas más a una situación de hambre extrema; a muchas, casi al borde de la inanición.

No hay excusa para el hambre en el siglo XXI. Si ponemos fin a los conflictos y a la crisis climática, si brindamos apoyo a las familias agricultoras, si financiamos programas de asistencia alimentaria, podemos poner fin al hambre ahora.

Una catastrófica espiral de hambre

En nuestro mundo profundamente desigual, cada año, millones de personas padecen y mueren debido a la falta de alimentos. El año pasado, Oxfam ya alertó de que el hambre podría causar más muertes incluso que el propio virus de la COVID-19. Lo que parecía una crisis global de salud pública ha derivado rápidamente en una grave crisis de hambre, en la que millones de personas están al borde de la inanición.

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Este año, 20 millones de personas más se han visto arrastradas a niveles extremos de inseguridad alimentaria, ascendiendo a un total de 155 millones de personas.

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Desde el inicio de la pandemia, el número de personas que viven en condiciones cercanas a la hambruna se ha multiplicado por seis, hasta llegar a más de 520 000.

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Es probable que hasta 11 personas estén muriendo de hambre cada minuto, superando el número de muertes que provoca la Covid-19.

Una combinación letal que agrava el hambre

La combinación letal de los conflictos, la Covid-19, y la crisis climática ha agravado el hambre y la malnutrición en el mundo. Han asolado comunidades enteras en las zonas críticas del hambre en el mundo, creando a su vez nuevos focos de hambre. Los conflictos siguen siendo el principal causante del hambre en el mundo por tercer año consecutivo, incluso durante la pandemia.

Ante la pandemia global sin precedentes de COVID-19, las Naciones Unidas hicieron un llamamiento para instar a un alto el fuego mundial en marzo de 2020. Sin embargo, la mayoría de los conflictos han continuado y continúan siendo la principal causa de la inseguridad alimentaria que sufren casi 100 millones de personas en 23 países. Afganistán, Etiopía, Sudán del Sur, Siria y Yemen son algunas de las zonas más afectadas por el hambre, además de ser países devastados por conflictos.

Las mujeres y las niñas son las más afectadas ya que, a menudo, comen menos y son las últimas en hacerlo. Además, tienen que enfrentarse a mayores peligros para conseguir alimentos, a menudo arriesgándose a sufrir agresiones para poder alimentar a su familia.

Más de un año y medio después de que se declarase la pandemia de Covid-19, el deterioro de la economía provocado por los confinamientos y el cierre de las fronteras, negocios y mercados ha llevado a decenas de millones de personas a pasar hambre, especialmente a las personas más desfavorecidas.

El desempleo masivo y las grandes alteraciones en la producción de alimentos han provocado que el precio de los alimentos se dispare un 40 %, el mayor aumento en más de una década. Más de 40 millones de personas han sufrido niveles extremos de inseguridad alimentaria, principalmente como consecuencia de los impactos económicos de la pandemia. Esto supone un incremento de casi el 70 % con respecto al año anterior.
 

La crisis climática constituye el tercer principal causante del hambre, llevando a casi 16 millones de personas en 15 países a una situación de inseguridad alimentaria crítica. Aproximadamente 400 catástrofes provocadas por fenómenos meteorológicos extremos, entre ellos tormentas e inundaciones históricas, han seguido intensificándose y afectando a millones de personas en Centroamérica, el Sudeste asiático y el Cuerno de África.

Los desastres provocados por el cambio climático han ido aumentando cada año, y la frecuencia de este tipo de catástrofes se ha multiplicado por más de tres desde 1980; actualmente se registra un fenómeno meteorológico extremo por semana. A pesar de ello, los Gobiernos han retrasado la adopción de medidas para luchar contra la crisis climática, centrándose principalmente en combatir la pandemia.

Un aumento de la desigualdad sin precedentes

La pandemia también ha puesto al descubierto el mayor incremento de la desigualdad desde que hay registros. Según las estimaciones, se prevé que el número de personas en situación de pobreza extrema llegue a los 745 millones a finales de 2021, lo cual supone un incremento de 100 millones de personas desde que comenzara la pandemia.

Los colectivos excluidos, especialmente las mujeres, las personas desplazadas y las personas que trabajan en el sector informal, han sido los principales afectados. La pérdida de empleos supuso para las mujeres un coste de 800 000 millones de dólares en concepto de pérdida de ingresos en 2020. Se prevé que otros 47 millones de mujeres en todo el mundo se vean arrastradas a una situación de pobreza extrema en 2021.

Puntos críticos del hambre

Entre las regiones y los países en los que la crisis alimentaria ha empeorado debido a la pandemia, hay algunos donde la situación es especialmente alarmante: Yemen, República Centroafricana, Afganistán, Venezuela, la región del Sahel en África Occidental, Etiopía, Sudán, Sudán del Sur y Siria. El hambre también se ha intensificado en nuevas zonas críticas como Brasil, la India y Sudáfrica, países que se han visto afectados por los mayores incrementos de las tasas de contagio de la Covid-19.

Podemos acabar con el hambre

Para acabar con esta crisis de hambre, los Gobiernos deben, primeramente, poner fin a los conflictos y permitir que las organizaciones humanitarias como Oxfam puedan llegar a quienes más lo necesitan para salvar vidas. Para poner fin al hambre de una vez por todas, los Gobiernos también deben reconstruir la economía global de manera más justa y sostenible en el marco de la recuperación tras la pandemia. Asimismo, deben abordar los principales factores que provocan el hambre, y acabar con las desigualdades subyacentes que amplían la brecha entre ricos y pobres.

Deben centrar sus recursos en financiar sus sistemas de protección social en lugar de destinarlos a comprar armas, que perpetúan los conflictos y la violencia. La cantidad que se invierte en gasto militar en el mundo en tan solo un día y medio (8000 millones de dólares) bastaría para financiar la totalidad del llamamiento de emergencia de las Naciones Unidas para la seguridad alimentaria.

Ayúdanos a salvar vidas

Desde la irrupción de la pandemia, Oxfam ha apoyado a cerca de 15 millones de las personas en mayor situación de vulnerabilidad del mundo con asistencia alimentaria, transferencias de efectivo y agua apta para el consumo, así como con proyectos de ayuda a las familias agricultoras. Trabajamos en colaboración con más de 694 organizaciones socias en 68 países.

Apoya nuestra labor y ayúdanos a llegar a más gente.